En 2002 realiza para Ceutí una obra de gran tamaño, La Ciclista y hace una donación de obras que serían el germen del presente museo. Años siguiente, el Ayuntamiento de Ceutí impuso al escultor el Escudo de Oro de Ceutí al tiempo que se le nombró Hijo Adoptivo. La primera distinción sólo la poseen las personas que más han destacado por su servicio a nuestro municipio, la segunda no es más que el reconocimiento de algo que para Antonio era real: se sentía ceutiense.
En 2004 dona a Ceutí para la Ermita de San Roque un total de 15 bellas imágenes: 9 integradas en un retablo diseñado por el propio escultor y 6 en la planta del templo.
En 2007 es nombrado “Presidente de Honor” de la cofradía del Cristo de la Luz de Ceutí.
En 2008 se le nombra hijo predilecto de la ciudad de Murcia y Doctor Honoris Causa por la UMU.
A principios de 2009 se organiza en la ciudad de Murcia una gran exposición antológica con obras en la Glorieta de España, Sala El Martillo, Iglesia San Juan de Dios y Palacio Almudí.
Fallece el 16 de mayo de 2009 en la casa de la huerta donde nació en el Camino del Badel. Sus últimos años transcurrieron en esta casa rehabilitada, convertida en estudio, en un ambiente aromático de naranjos y limones, azahar de primavera, y unos grandes cipreses que apuntan hacia el cielo azul, como anuncio clasicista de un huerto convertido en paraíso de las formas donde habitan bronces y barros, yesos y maderas convertidos en personajes singulares por la magia escultórica de su creatividad.
Antonio Campillo fue un magnífico modelador en barro, que fiel a sus principios de aprendiz en el taller de González Moreno al cual siguió en sus comienzos, su estilo es dulce, sensual y mediterráneo. Infundía a sus realizaciones unos caracteres que lo adscriben a los cultivadores del postimpresionismo y a aquellos que han creado el volumen y han dejado la preocupación por el acabado. En su trabajo en bronce pervive la huella del modelado y las superficies inacabadas que buscan dejar constancia del proceso creador.
Es un clásico en la concepción de la figura, con formas sencillas y redondeadas. Su modernidad está en la forma abocetada, en los rasgos de líneas tenues y en el carácter distante de toda su obra, alejada y sin compromisos. El escultor nos transmite un lenguaje plástico y humano donde podemos leer, acariciar, y jugar con los volúmenes en el espacio. |